MI ARQUITECTURA
Cuantas veces mi interior y a plena voz
escribió la arquitectura de un poema.
Cual resortes al encuentro de un chasquido, acudían imparables las ideas devolviendo al silencio su cordura. Tecleaba con furor por no olvidar o escribía sin estética visible verso a verso un castillo, solitarios o una pausa entre la ausencia. Hinchaba globos con mensajes, a veces azules y a veces rojos o dorados. Recorría laberintos que se abrían y cerraban; corredores con palabras que el viento esparcía en etílica demencia, así su eco comprobaba el efecto de su choque en la memoria.
escribió la arquitectura de un poema.
Cual resortes al encuentro de un chasquido, acudían imparables las ideas devolviendo al silencio su cordura. Tecleaba con furor por no olvidar o escribía sin estética visible verso a verso un castillo, solitarios o una pausa entre la ausencia. Hinchaba globos con mensajes, a veces azules y a veces rojos o dorados. Recorría laberintos que se abrían y cerraban; corredores con palabras que el viento esparcía en etílica demencia, así su eco comprobaba el efecto de su choque en la memoria.
Ahora el espacio se filtra de otra forma y toma cuerpo, siendo la piedra de mi arquitectura quien sobrevive a la trituradora.
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